lunes, 22 de julio de 2013

6. Cuando la vida te sonríe

A pesar de alguna jornada de viento huracanado y algunas lluvias poco persistentes, no podemos creer la suerte que estamos teniendo con todo. Uno no sabe a qué se puede deber que existan las rachas. Por qué se suceden las rachas? Por qué hay veces que casi todo sale mal y otras en cambio, casi siempre sale bien? Sea lo que sea y para nuestro gozo estamos en la buena ola. La suerte nos sonríe.
La Alaska Highway es una arteria importante de comunicación y como tal, muy transitada por camiones y "snow birds". Por eso respiramos aliviados cuando cogemos la carretera 37, también conocida como Stewart Cassiar Highway. Estamos en la provincia de British Columbia. Cuando salimos de la carretera 37 y volvemos a la civilización nuestras alforjas adelgazan de provisiones de comida. Ya no hará falta acarrear tanto.
Nos sentimos afortunados de conocer gente extraordinaria y eso que la mayoría de los caravaneros viven en su micromundo de confort ajenos a lo que ocurre de puertas a fuera. A algunos incluso parece que les moleste que osemos compartir la carretera con ellos. Pero cuando te topas con los que te ven no como un estorbo sino como un inconsciente pero simpático personaje entonces las cosas buenas suceden. La gente nos cuida, nos empuja. Y nosotros sonreímos, y con la sonrisa se pedalea mejor, eso es obvio.
Por fin vemos muchos osos. Es imposible describir lo que sientes al verlos tan cerca. 
Todo va sobre ruedas. La vida nos sonríe.

El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa.
(Miguel de Cervantes)

Pues a gozar se ha dicho!


La Stewart Cassiar Highway es un imán para los cicloviajeros. En sus 730 km apenas hay civilización, abundan los osos, hay millones de mosquitos, moscas y moscardones y es un buen rompepiernas. Pero merece la pena...
Hay pocas cosas que nos han enternecido más que ver a los osos comer flores. Les ves tan grandes y tan poderosos y son tan temidos que no casa con la imágen que luego ves delante de tus ojos.
Solo un indio de la India o una mosca australiana pueden ser tan tocacojones como los mosquitos. Cuatro leños que alguien dejó olvidados y una puerta abandonada hacen la pesadilla más llevadera
Una furgoneta abierta abandonada donde puedes meter la comida por la noche es una tentación demasiado alta como para dejarla escapar...
Las ardillas son el enemigo oculto. Son expertas en taladrar alforjas. Que nadie se fíe de la cara de buenas que ponen en las fotos...
En los primeros 5 km de la Cassiar Hgw vimos 5 osos negros. Estos eran nuestros dos primeros enormes machos que veíamos tan cercanos. Comían plácidamente y ni nos miraban. El tema era que justo al pasar junto a ellos teníamos una subida del 10%. Y ahí fuimos, acojonados por desconocer cuál sería su reacción al vernos. Los perros se vuelven locos con los ciclistas así que... estaba claro que si les daba por perseguirnos con ese 10% delante no viviríamos para contarlo. Pasamos como balas impulsados por la bajada pero perdimos fuelle en 3 segundos. Ellos dejaron de comer y nos miraron a los ojos. Nos acompañaron con la mirada por unos 2 segundos interminables y a la vez increíblemente excitantes. Y luego prosiguieron comiendo. La historia se repetiría más veces con otros osos. Y a pesar de haber visto ya unos cuantos hoy es el día que aún sentimos un gran respeto y excitación cuando pasamos tan cerca de ellos, a pesar de que el peligro, si se usa el sentido común, es prácticamente inexistente
No hemos comido tanto salmón en nuestra vida. La gente ha sido muy generosa con nosotros regalándonos salmón embotado por ellos mismos o una bolsa con el pescado limpio y listo para ser cocinado...Esto es vida!
Estamos encontrándonos muchos cicloviajeros. Muchos están de vacaciones y otros, como Javier, de largo viaje. Javier es de Rosario, como Messi, y viene desde Ushuaia. Le ha llevado 18 meses hasta la Cassiar. Lo que le hace a Javier diferente a los otros es que viaja con una equipación muy sencilla, lo que demuestra que "el querer" es el motor del Universo
Los reyes y protagonistas de nuestras primeras semanas americanas

martes, 9 de julio de 2013

5. Canadá! El Yukon primero...

Sin darnos cuenta nos topamos con Canadá. Esto es lo surreal de las fronteras. Te levantas hablando en millas y te acuestas hablando en kilómetros. Pocos son los que nos adelantan pero muchos son los caravaneros que suben hacia Alaska a pasar el verano. Los llaman "snow birds" y son jubilados que se mueven con las estaciones. Pasan los veranos al fresco y los inviernos al calorcito. A nuestra manera nosotros también somos "snow birds". 
El Yukon es un territorio bastante vírgen que siempre fue habitado por los que ahora llaman "The First Nations", los nativos. Su trágica historia pasada con la colonización y su estatus actual nos recuerda a los aborígenes australianos. Pero sobrevivir aquí, sin desmerecer el largo invierno, debe ser más fácil que en Australia. En verano, cuando la noche no existe, la vida rebosa actividad y la comida no falta. Es hora de trabajar duro para sobrevivir el próximo invierno.
Nos cuesta asimilar tanta inmensidad. Pasan los días y lo único que vemos es lo mismo: árboles, lagos, ríos, animales... Son jornadas inolvidables.
Con un tamaño tan grande como el del estado español pero habitado tan solo por 30.000 personas, el Yukon se ha convertido en retiro de proscritos, fugados, sectas, buscadores de fortuna y mineros que se beben sus pagas en una semana de lujuria. Aquí los personajes abundan.
Con la fiebre del oro de 1896, miles de aventureros desafiaron a los mosquitos, ríos y bosques impenetrables para hacer realidad el sueño de hacerse ricos de golpe. Pocos lo consiguieron pero de la noche a la mañana transformaron Dawson City de un campamento de verano indígena en una próspera ciudad de 40.000 habitantes. Solo duró un año. Cuando el oro desapareció la población descendió a 5.000. Hoy apenas viven 1.500 personas. Este es solo un ejemplo de lo que sucedió en todas las regiones sacudidas por la fiebre del oro, el viejo sueño del Dorado...

Un buen viajero es aquel que no sabe a dónde va. El viajero perfecto ni siquiera sabe de dónde viene.
(Lin Yutang)

Creo que los primeros buscadores de oro eran buenos viajeros...

Esperemos que esos inmensos bosques y toda esa fauna que se esconde en ellos resistan al empuje de las cada vez más acechantes empresas mineras. Habrá que ver cuánto tiempo tardarán en comprar a los políticos de turno. En eso se mide el grado de civilización de una sociedad.

Canadá! Se acabaron las millas, las libras, las pulgadas...vivan los kilómetros!
Reunión por todo lo alto. El orden del día era si cenar arroz o noodles. Ganó Canadá.

Hay que reconocer que el vacío del Yukon puede ser estremecedor cuando la niebla y las lluvias entran en acción. A veces, alrededor de estos lagos fantasmales, se oían los aullidos de los lobos, aullidos que resonaban por días en nuestras cabezas
Bosques y agua. La parte más cercana a Alaska nos fascinó. Allí no vive prácticamenteningún humano, pero sí muchos animales

"No te gusta el tiempo del Yukon? Espera 5 minutos y cambiará". Este es un dicho local , que como todo lo que proviene de la sabiduría popular es totalmente cierto. Nos hartamos de cambiarnos de ropa...
Cualquier techo es un palacio para pasar las noches tormentosas
Espejito espejito...
Capital del Yukon, el 90% del total de la población de la provincia vive aquí, en Whitehorse. Toda esta zona tuvo sus momentos de gloria con la fiebre del oro de finales del siglo XIX. Hoy aún quedan buscadores de oro que a cambio de un sinfín de penurias sueñan con dar el golpe de sus vidas